A Carlos Torres Garcés le agradó “la propuesta que Alfonso Harb” le hizo para dirigir a Barcelona, pero después de pensarlo bien prefirió seguir con su proyecto de vida, que esta noche lo llevará a España, a posicionarse como vicecónsul de Ecuador en Madrid.
Será el primer paso que el ‘Palillo’ dará dentro de la diplomacia y que tendrá su punto culminante luego de un par de meses, cuando se convierta en el cónsul ecuatoriano en Alicante (sureste de España)
El nombramiento lo recibió el 28 de febrero de 2011, de manos del canciller Rafael Patiño y desde ese momento comenzó a investigar la historia de esa localidad ibérica, que tiene alrededor 350.000 habitantes.
Torres Garcés fue el candidato que la Conuae (Consejo de la Unidad Afroecuatoriana) presentó, cumpliendo con el decreto 60 que establece, entre otras cosas, que todas las etnias que históricamente fueron relegadas en Ecuador tengan un espacio en la función pública.
“El señor presidente Rafael Correa dio su visto bueno y acepté el reto, porque siempre he compartido sus principios filosóficos y políticos; además tenemos un nexo que nos une, Emelec”, dijo el ‘Palillo’.
En las últimas semanas, Torres Garcés tuvo una inducción sobre el manejo de los asuntos consulares. También participó en seminarios de protocolo y diplomacia, previo a su incorporación como Licenciado en Comunicación Social.
Una vez que asuma el cargo, tendrá que entregar visas, apostillar documentos, firmar acuerdos y participar en diversos eventos diplomáticos.
“Aunque me considero una persona muy culta, estuve preparándome, pero será la práctica la que me permitirá poder responder a las expectativas del gobierno hacia mi”.
Una de sus primeras tareas será atender a la selección ecuatoriana que mañana jugará un partido amistoso ante Colombia, en el estadio Vicente Calderón, de Madrid.
Durará un año en el puesto y no descarta que este sea el inicio de una carrera política.
Esta noche, cuando el ‘Palillo’ aborde el avión que lo llevará a Europa, en su corazón habrá un sentimiento de frustración, por las faltas de oportunidades que los técnicos ecuatorianos tienen en el medio.
“Yo jamás me retiraré de mi profesión, pero no sé qué pasa con la dirigencia ecuatoriana, que nos lleva a torcer nuestros caminos en la vida. A mí me obligaron a caminar por una senda distinta, que me gusta mucho, pero no es lo que más quiero”, subrayó.
“Atrás de nosotros hay familias, pero prefieren darle oportunidad a muchos extranjeros mediocres. Hay algunos que sí valen la pena, pero ya es hora de equilibrar la balanza, porque por cada técnico foráneo que viene, son cinco familias ecuatorianas que se quedan sin ingresos”, añadió.
En España tendrá la oportunidad de reunirse con su hija Carla, quien reside en Almería y con su hijo Carlos Alberto, que estudia en Noruega.
Su esposa, Fabiola Quiñónez, lo acompañará a la terminal aérea y de inmediato se dirigirá a la Facso, para recibir el título de periodista que Torres Garcés obtuvo. En un mes ella viajará a España.
Fuente: Expreso
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