lunes, 11 de abril de 2011

Empate que frena



Todo murió en las manos de Librado Azcona. Los guantes del arquero de Independiente fueron el ‘cementerio’ para las ilusiones barcelonistas de sumar su segunda victoria seguida en la era de Álex Aguinaga como estratega, anoche en el estadio Monumental. Azcona evitó que el vendaval amarillo se concrete en anotaciones y paró el frenesí del equipo, de ánimos agigantados por la inyección anímica que imprime el ‘Güero’.
Barcelona, con un ritmo endiablado de juego en la mayor parte del compromiso, avivó las emociones para los 20.000 aficionados que lo alentaron en el coloso del salado, pero no pudo romper la resistencia de Independiente y cedió el empate 1-1, resignando dos puntos más como local y sumando el sexto empate de su campaña 2011.
Un remate magistral de Rodrigo Marangoni alegró a los hinchas a los 14 minutos de juego. El tiro parabólico del argentino dejó sin reacción al portero rival y engordó las mallas de los del Valle. Fue la única jugada en que Azcona quedó anonadado por el envío perfecto de ‘Maranga’.
Pese al revés, los visitantes no renunciaron a la ofensiva. Cuando pudieron, Wellington Sánchez y Narciso Mina generaban peligro sobre el pórtico amarillo de Máximo Banguera.
En la réplica, Barcelona pudo aumentar el marcador, pero Miguel Ibarra no definió bien ante el achique de Azcona, tras perfecta habilitación de Marangoni. También, eran una constante los desbordes por la raya derecha de Bryan de la Torre, uno de los ‘chavos’ del equipo de Aguinaga.
La etapa complementaria inició mal para Barcelona. El defensor José Luis Perlaza fue expulsado a los 54 minutos tras recibir la segunda tarjeta amarilla y estropeó la idea futbolística del ‘Güero’, quien para remediar ordenó el ingreso de Jefferson Hurtado por Marangoni, quien venía cumpliendo un buen partido.
El Ídolo no desistía del ataque, pero también permitió que los contrarios aumenten su intensidad de juego y arrimen peligro a su arco.
Vinicio Angulo reemplazó a Carlos García, intermitente durante su permanencia en la cancha. Angulo buscó conectarse con Hólger Matamoros y poner velocidad en los avances por el centro y costados.
A los 66 minutos, vino el empate para Independiente. Un centro por derecha, tras la ejecución de un tiro libre que cedió Iván Hurtado, permitió que el paraguayo Richard Estigarribia conecte el cabezazo ante la permisividad de los zagueros canarios. El estadio enmudeció atónito, la esperanza de abonar 3 puntos para la tabla empezaba a diluirse.
El equipo de Sangolquí comenzó a defender el empate. Hasta 6 hombres amurallaron a Azcona, quien a falta de 12 minutos para la finalización, quedó tendido en la gramilla, tras supuestamente ser impactado por un objeto lanzado desde los graderíos. El juego retardó 3 minutos y apaciguó los ímpetus toreros.
En el reinicio, Bryan de la Torre remató desde 25 metros y esforzó al meta guaraní a enviar la bola al lanzamiento de esquina. Barcelona pugnaba por el tanto del desnivel y allí empezó a sobresalir la figura del portero de Independiente.
Armando Wila no pudo vencerlo a los 86 minutos cuando lo enfrentó solo, en lo que provocó bronca en los fanáticos por la oportunidad. De allí, la desesperación canaria por dos nuevos puntos que se esfumaban de su reducto. El árbitro Omar Ponce amonestó con tarjeta amarilla a Azcona a los 90 minutos por demorar el juego, pero ya poco importaba, el empate estaba asegurado. No había tiempo para más.
Empuje de la hinchada fue permanente

No fue el monstruo de 50.000 cabezas que Álex Aguinaga solicitó en la víspera, pero los aproximadamente 20.000 espectadores que ayer acudieron al Monumental empujaron a su equipo hacia un triunfo que al final no llegó.

Durante los primeros minutos, solo los integrantes de las barras Sur Oscura y Zona Norte entonaron cánticos, al ritmo de tambores y trompetas. En preferencia, tribuna y palco, el público prefirió mantenerse en silencio.

Luego del gol de Marangoni todo el estadio se contagió del ánimo de los barristas y la fiesta fue completa.

Entre altos y bajos, los hinchas amarillos hicieron recordar aquellas memorables jornadas en las que se convirtieron en el jugador número 12, contagiando con su garra a los futbolistas. Lamentablemente, en esta ocasión su apoyo no alcanzó. (MGD)
Independiente tuvo un candado 
El portero guaraní Librado Azcona fue un candado. Solo en el perfecto remate de Marangoni lo dejó sin reacción. Cuando Barcelona pugnaba con todo por el tanto del desnivel, supo ordenar su defensa y controlar el tiempo.
Fuente: Expreso

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